martes, 25 de marzo de 2014

EL ADIÓS DE LOS DIGNOS

EL ADIÓS DE LOS DIGNOS

El hueco que ellos dos han dejado en la historia de España se me antoja irreemplazable. Uno guió al pueblo español, después de cuarenta años de dictadura, a través de una transición que convirtió a mi país en ejemplo de civismo y de cambio hacia una democracia de manera pacífica. El otro, demostró que se puede ser alcalde de una gran ciudad, vivir y morir con el respeto y amor de sus ciudadanos, cumplir sus promesas, y transformar ( a mejor) su municipio desde los cimientos, dejándolo con deuda CERO EUROS.

Sí, no es ciencia ficción. Es posible heredar una urbe como Bilbao, anquilosada en una ría negra y sucia, atestada de polígonos industriales carcomidos por el óxido, y a base de paciencia y determinación, convertirla en lo que es hoy. Iñaki Azkuna, hombre de ademán campechano, del PNV, y alcalde de Bilbao durante quince años, obró el milagro, de colocar a su ciudad entre las más limpias, bellas y modernas de Europa.

En el año 2013, la Fundación City Mayor le concedió el Premio a Mejor Alcalde del Mundo, por su trayectoria y legado como alcalde de Bilbao. El cáncer se llevó a un hombre irrepetible, ejemplo obligado para los que empiezan en el mundo oscuro de la política. Descanse en paz.

El otro héroe, no tengo el menor reparo en calificarlo así, fue Don Adolfo Suárez, primer Presidente de la joven democracia española, desde 1976 a 1981. Y lo califico así, porque entregó (literalmente) su vida por España. Tuvo la capacidad de cambiar su ideología (militó en Falange Española durante el franquismo), se enfrentó abiertamente contra la casta militar de la dictadura, legalizando por su cuenta y riesgo al Partido Comunista, a CC.OO. y U.G.T., permitiendo el retorno del President de la Generalitat de Cataluña en el exilio, aprobando la Reforma Política que dio como resultado la democracia que hoy nos alumbra, la Reforma de la Seguridad Social, y un sinfín de medidas que abordó en menos de cuatro años, con una determinación rozando la insolencia.

No se hizo justicia con su obra. El Congreso y su propio partido político eran un nido de víboras, ávidas de poder, que lo defenestraron por una ventana. “Sólo” se han tardado 25 años en hacerle justicia, en reconocer los arrestos que tuvo en vida, cuando un fantasma con tricornio lo apuntó con una pistola y él permaneció erguido en su sillón, sabedor de que la dignidad era lo único que ese malandrín fascista no podía arrebatarle. No, no se arrodilló, al igual que Santiago Carrillo o Gutiérrez Mellado… pero eran otros políticos, otros tiempos, otros ideales y otra vergüenza.

Al fin el pueblo español está abriendo los ojos. Los miles de madrileños que guardan horas de cola para presentar su respeto al mejor Presidente que España tuvo, ahora se dan cuenta de lo que se ha perdido. Y la herida es aún más dolorosa cuando se compara a ese hombre valiente, enérgico, pacificador, conciliador, negociador…con la casta de pavos reales que ahora se pasean por el Congreso. Altivos, orgullosos, aristócratas sanguijuelas, que no tienen el menor pudor en vender a su pueblo a los intereses de las multinacionales, a sacrificar sus derechos y su bienestar en pos de la riqueza de unos pocos…

Los mismos buitres que lo mataron en vida, que lo arrojaron a un olvidadero, hoy actúan de plañideras ridículas, sabedores de que el pueblo español tiene muy mala memoria, de que no aprende de sus errores. Es triste, pero la verdad duele. La mediocridad del payaso que hoy nos gobierna y de su lamentable séquito de ministrillos, la impotencia de un líder de la oposición condenado por olvidarse del pueblo en el anterior Gobierno, y el resto de vacas sagradas del Hemiciclo, que se niegan a soltar su escaño, cual percebe a una roca… hacen obligada la comparación con los grandes hombres que nos están dejando.

El daño que estos parásitos hacen a la democracia es tremendo, y contribuyen a que el malestar del pueblo se transforme en ira, como se ha comprobado el 22 de marzo en las Marchas por la Dignidad, que por mucho que la prensa ultra derechista se esfuerce en presentar en una horda de salvajes bolcheviques, es la expresión de que la gota ha colmado el vaso. El pueblo, al fin, ha despertado, y más de un millón de voces exigieron dignidad delante del Congreso, a la vez que expiraba el aliento del más valiente, entregado y digno de los hombres de la democracia española.


“Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”.
Cardenal de Retz (1613-1679), político francés.


“Cuando el Gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes”.

Marqués de la Fayette, (1757-1834), militar y político francés.