SOY
UN RADICAL EXTREMISTA
Depende, Sr. Wert. Si usted
considera que crear conciencia social en mis hijos, hacerles comprender desde
ya, el mundo al que su fascismo clasista les está condenando… Sí, soy un
radical.
Si secundar la huelga de mañana,
para defender la educación pública que usted está destrozando, maldito amante
del Opus Dei y del ultracatolicismo, supone dejar a mis hijos en casa… Sí, soy
un extremista, a sus ojos, claro, y los de las sanguijuelas de su partido
político, atiborradas de sangre obrera.
Si mi actitud y la de mi mujer, le
parece ideológica y política…sí, se lo acepto. Es la historia de siempre:
ustedes, la derecha, legislan para favorecer a los ricos, y para que los
trabajadores (la inmensa mayoría) paguemos sus privilegios. A mí y a mi mujer,
con absoluto orgullo, nos ha tocado nacer en la clase trabajadora y defenderé la
dignidad de los de mi clase, frente a los suyos, eternos aspirantes a señoritos
cortijeros franquistas.
No sobran profesores, Sr.
Ministro. Sobran cargos políticos de libre disposición, sobran parásitos como
usted, sobran caciques de la CEOE, sobran políticos corruptos y empresarios
amigos del poder que desangran las venas de lo público. Sobran lumbreras que
maquillan presupuestos y recortes, que están dejando sin futuro a nuestros
hijos. Sobran imbéciles integrales que se creen señalados por el dedo de ese
Dios de los Legionarios de Cristo, para “españolizar” a las ovejas
descarriadas, a los que ya están hasta los testículos y los ovarios de aguantar
a tanto idiota ebrio de poder. Españolice menos, e invierta en CULTURA, en
INNOVACIÓN, en INVESTIGACIÓN…en EDUCACIÓN, y los jóvenes de este país dejarán
de acordarse de su madre (que no tiene la culpa de haberle traído al mundo).
Lo siento, Sr. Wert, pero se ha
ganado mi odio a pulso y el de millones de españoles. Su afán por recortar
presupuesto en EDUCACIÓN PÚBLICA, para incrementar el de los centros educativos
concertados de sus amigotes del Opus Dei, segregacionistas sexuales,
adoctrinados por la ultraderecha, ha colmado el vaso de mi paciencia.
Que usted y los de su calaña, que
no merecen gobernar un pueblo como el español, me tachen de radical extremista,
de utilizar a mis hijos para fines ideológicos, de salvaje de Herri Batasuna, a
mí no me sorprende…sé que si usted pudiera, el derecho constitucional que
ampara a mis hijos (el artículo 8 de la Ley 8/1995), estaría prohibido hace
largo tiempo.
Pero recuerde que no ofende el
que quiere, sino el que puede y usted, maldito fascista con cara de Nosferatu,
no puede ofenderme. Por cierto, acude a mi memoria aquellas multitudinarias
manifestaciones antiabortistas en tiempos de ZP, promovidas por su partido y
por los curas. En aquellas ocasiones, no dudaron en llenar las calles de Madrid
con miles de niños, para inculcarles unos valores políticos e ideológicos: los
suyos, los de la Iglesia Católica. Permítame, pérfido asesino del futuro de
nuestros hijos, que yo inculque a los míos otros valores: los democráticos y
constitucionales.
Atentamente, me despido no sin
desearle que pronto se vea mendigando, buscando entre contenedores del
Mercadona, y durmiendo en un banco al raso, como los millones de ciudadanos
españoles a los que usted y los de su Gobierno han condenado al arrebatarles
sus sueños, sus esperanzas, sus vidas. Muertos en vida. Yo les maldigo,
malditos legisladores sin corazón.