miércoles, 19 de noviembre de 2014

PIRATAS

PIRATAS

Ya que nuestro Ministro de Defensa, Don Pedro Morenés, hombre con amplia experiencia en esto de las armas y del arte de la guerra, parece estar un poco despistado en los últimos tiempos, me he ofrecido a echarle una mano. Se ha descolgado hoy con una justificación tan absurda, rozando el borde de la estupidez, que no sé si realmente se cree sus propias chorradas o es que piensa que el grueso de este rebaño desconcertado que es España, somos idiotas.

Vamos a ver, Don Pedro. Asegura usted que lo que hicieron ayer sus fornidos hombretones de mimetizado, fue un acto de defensa propia, para evitar una acción de violenta piratería contra los intereses patrios, según dice usted. También dice que la peligrosísima activista de Greenpeace se provocó las heridas con las hélices de su propia embarcación y que sus muchachotes la rescataron del agua. Y ahora es donde yo le echo un capote...

Le voy a explicar la diferencia entre activista de Greenpeace y pirata, pero uno de los de verdad, de ésos que te matan gratis, por gusto. Ésta joven de aquí es la activista ecologista a la que sus obedientes subordinados embistieron con su lancha, arrojaron al mar y provocaron terribles heridas que le van a dejar secuelas de por vida (y digo ustedes, porque las lanchas de Greenpeace no tienen hélices, así de simple). La verdad es que da miedo la chica, ¿eh?

Ahora, le voy a mostrar un claro ejemplo de pirata, uno de Somalia, para que lo vea mejor.
¿Qué, todavía no? Vamos, hombre, haga un esfuerzo. Si es muy fácil. Verá, ahora los voy a poner a los dos juntos, para que no se líe.
                                         
El de arriba, con cara de haberse comido a su padre, es el pirata. Y la de abajo, la de la sonrisa angelical, es la activista de Greenpeace. Por favor, le ruego, Sr. Ministro, que no nos tome por idiotas, aunque no sé de qué me sorprendo. Sus compañeros de Gobierno llevan tres años tratándonos como a tales.

Después también existen marcadas diferencias entre el fin que persigue el pirata (beneficio propio sin más) y el que persigue la chica a la que los suyos tiraron al mar. Ella tiene ideales. Ella defiende que el fondo marino más protegido de Europa, las playas más extensas y principal destino turístico del continente deben permanecer así, inalteradas. Y lucha por ello, para que el resto del mundo pueda tener un futuro más halagüeño del que personajes como usted nos quiere privar.
Por cierto, ahora caigo. Cuando usted dijo "en defensa de los intereses de la nación", ¿se refería a los de mi país o a los de REPSOL? Lo digo porque el buque que perseguía Greenpeace era de esta compañía, y los posibles beneficios que se exploten de esas prospecciones, son única y exclusivamente para REPSOL. ¿Así que, Sr. Morenés, a quién defiende usted? ¿A España, o al que ya le está calentando el sillón en su consejo de administración, para cuando los votantes le manden a freír espárragos? Llegado este punto no le importa a Su Señoría movilizar a una fragata del ejército español y jugársela ordenando a sus disciplinados hombretones, que hagan lo que sea necesario para que el petróleo fluya, ¿verdad? Porque si uno atiende a las imágenes del abordaje, sólo veo a unos violentos...y son justo los que están a sus órdenes, Sr. Ministro. No hubo activistas muertos, porque Dios se despertó y les echó un capote.

Ojalá no tenga que verlo desfilar camino de una prisión, por ser partícipe de la locura del poder, del dinero, de la avaricia. Ojalá, porque esto implicará que usted ha puesto cientos de miles de vidas en peligro, que se ha cepillado sin miramientos uno de los hábitats más maravillosos del mundo, y el medio de subsistencia de los habitantes del archipiélago canario. Sí, esposado a usted y a sus cómplices, como Don Mariano y el Sr. Soria, que espero que después de esto viva para arrepentirse el resto de su vida, sin pisar la tierra que le vio nacer, por el desprecio de su gente. Aunque también es verdad...que ya ha llegado al estatus de Ministro de Rajoy, ya no le queda ni corazón ni remordimientos, ya es inmune  a la responsabilidad. Maldita palabra, ¿verdad?