EL
FIN DEL PARAÍSO (II)
“El megaproyecto contará con 1423
plazas hoteleras y 350 viviendas, más dos campos de golf, aunque la densidad
será de construcción baja”, decía el “honorable” e “incorruptible” alcalde de
Tarifa, el pasado 29 de mayo de 2012. Los votos de sus 7 concejales del Partido
Popular, más los dos del Partido Andalucista, le daban la puntilla a una de las
últimas playas vírgenes de la provincia de Cádiz, la paradisíaca Valdevaqueros.
Por supuesto, se le han echado
encima Greenpeace, Ecologistas en Acción, Equo, la Plataforma “Salvemos
Valdevaqueros”, y los miles de amantes de esas maravillosas aguas de color
turquesa, sus impresionantes dunas, sus majestuosos bosques que bajan por los
acantilados que abrazan al mar, y las orgullosas ruinas de Baelo Claudia, la
que suministró el preciado “garum” a los más exquisitos paladares de la nobleza
romana durante siglos.
Todo eso, va a ser historia. Se
ha consumado. Setecientos mil metros cuadrados (cosa de nada), van a sucumbir a
la especulación urbanística (la misma que nos ha metido en esta crisis), a la
corruptela de alcaldes y concejales untados con el pecaminoso dinero de
inmobiliarias sin el más mínimo respeto por un paisaje que ha permanecido
inalterable durante 2000 años.
Repugnante, nauseabundo, no hemos
aprendido nada. Tarifa no tiene otro modo de dar trabajo con futuro a sus
vecinos, si no es de chachas y camareros que hagan las camas y sirvan las mesas
de los señoritos que vengan de Madrid, a recordarnos eternamente cuál es
nuestro sitio en esta puñetera España de pandereta, mantilla y capote. Qué
asco, Dios.
Poco le importa al “señor” Gil
García, el “incorruptible” (repito) alcalde de Tarifa, que su monstruosidad de
cemento, hormigón y campos de golf para ricos, vaya a quedar encapsulada entre
el Parque Natural de Alcornocales, y la Reserva Red Natura 2000 de la Unión
Europea. Ya se ha pronunciado ésta última afirmando que es un “atentado contra
una playa única, junto a su vecina Bolonia, por sus aguas cristalinas, su fauna
marina, su importancia arqueológica y su orografía de gigantescas dunas de
arena móviles”. ¿Ven mis lectores esas frondosas colinas que derraman su
espectacular vegetación tras las majestuosas columnas de Baelo Claudia? Pues
guárdenla en la memoria. Dentro de un par de años, justo allí, habrá un
hotelazo brutal y señoritos adinerados, jugando al golf en una de las más
hermosas playas de Europa.
No, “señor” Gil García, si
realmente quiere usted crear empleo digno en su “querida” Tarifa, destine esos
dineros a fomentar los discretos hoteles familiares, campings, restaurantes,
ventas y bares que durante tantos años han tratado maravillosamente a ese turismo
que usted ha insultado llamándolo “pobre”.
Fomente usted la actividad
empresarial con subvenciones a sus conciudadanos, para emprender turismo rural,
campings, rutas culturales, de senderismo, de actividades acuáticas en este
paraíso que el destino ha querido tristemente poner en sus manos. No se escude
en el paro de sus vecinos, para arrebatarles lo que precisamente hace a Valdevaqueros
diferente, no tenga la mente tan sucia y su lengua tan bífida, porque hay otra
manera de desarrollar estos parajes, sin arrasarlos para que usted y sus
corruptos concejales se hagan ricos. Da asco su actitud, azuzando a los parados
contra los que defendemos la maravilla que es Tarifa, y que usted y sus
secuaces quieren convertir en otro deshumanizado y repugnante Benidorm.
Autónomos,
emprendedores y empresarios tarifeños, NO. Chachas y camareros esclavizados
tarifeños, SÍ.
También se le ha olvidado
mencionar a sus vecinos y a los medios, “señor” Gil García, que este
megaproyecto de Valdevaqueros, no es más que el comienzo de una aberración
urbanística que se consumó también ese fatídico 29 de mayo. Doce mil plazas
hoteleras y tres mil cuatrocientas viviendas es lo que viene detrás de esta
salvajada ecológica, para los próximos diez años. Usted y sus concejales se van
a hacer asquerosamente ricos, los empresarios inmobiliarios “agraciados” más,
muchísimo más.
El Palmar, otra maravilla de la
naturaleza en la costa de Cádiz, está condenada a muerte por hormigón. La
Plataforma Contra el Macroproyecto Hotelero en El Palmar (PELP) ya cuenta con
más 70.000 adhesiones, y han declarado la guerra a Antonio Verdú (PSOE), el
alcalde de Vejer de la Frontera, que llamó a los turistas de estas aguas “turismo
de bocadillo de mortadela”. Es curioso que, mientras en el congreso se dan
cuchilladas PP y PSOE, les falta tiempo para ponerse de acuerdo en ayuntamientos
como Tarifa o Vejer de la Frontera,
donde los dos partidos han apadrinado sendos atentados terroristas contra los
tesoros andaluces de Valdevaqueros y el Palmar.
Por cierto, la empresa constructora
del futuro El Palmar Gran Resort, Chival Promociones Inmobiliarias, ya ha
depositado en el ayuntamiento del Sr. Verdú 180.000 e de depósito. Su gerente
es un conocido empresario sevillano, Juan Muñoz, marido de Ana Rosa Quintana, e
imputado en un caso de cohecho, en el Juzgado Nº 2 de santa Fe. Hay que recordar
que el Caso Alhendín, otro escándalo de corrupción urbanística, costó el puesto
al alcalde y al concejal de urbanismo (PP). Malos presagios.
Nuevamente asistimos a la
demonización (por parte de los alcaldes) de los que defendemos estos tesoros de
loa naturaleza, que somos muchos, miles.
Nuevamente, azuzan (como si fueran perros de presa) a los parados de sus
municipios contra los que protestan contra la “corrupción del ladrillo y el
cemento”.
Nuevamente, desvían la atención
de su incompetencia ante la crisis, para presentar la destrucción de nuestras
playas como la única solución a su miseria. Ojalá la avaricia de estos
políticos se les vuelva en contra y les cueste sus lujosos sillones. Esto
sucederá cuando sus ciudadanos exijan el mismo trato que se les otorga a los
empresarios que les llenan los bolsillos a sus alcaldes.
Está en nuestras manos. ¿Tú qué prefieres? El Palmar en 2012?
¿O prefieres El Palmar en 2014?