CRISTINA,
CRISTINA
“Es preferible permanecer callada
y parecer tonta, que abrir la boca y despejar las dudas”
Groucho
Marx, humorista y escritor de EE.UU. (1890-1977)
Hay
que ver, Cristina, la que has liado. Esta noche te cedo mi espacio, porque te
lo has ganado a pulso, y eso que la actualidad está que hierve, con Doctrinas
Parrot, Merkel y corruptelas de por medio. Pero aquí estás, llamando
poderosamente mi atención.
Te
quedaste a gusto en ese acto público del Partido Popular de Valencia. Y digo yo…
¿Era necesario faltar al respeto a más de 9 millones de andaluces, para
provocar la carcajada fácil al respetable? Yo, que he visto el vídeo varias
veces (porque no me lo creía) no puedo imaginar que todos los presentes te
rieran la gracia, sencillamente, porque no la tiene, y segundo, porque
cualquier persona con dos dedos de frente hubiera imaginado la que ibas a liar.
Sólo
es un agravio más, un insulto más a mi tierra, otra bravuconada gratuita sin
venir a cuento, “una inocente salida de tono” para los medios de derechas que
te echan un capote (no hay que olvidar que estabas en un acto del PP). “Andalucía, tierra pisada por el caballo de un
gran señor…”, qué grande aquel Pepe Suero, cómo clavar tres mil años de
historia en cuatro estrofas.
Pues
bien, tengo ganas locas de decirte tres barbaridades, pero te voy a demostrar
que para expresar que para defender tu tierra, no hace falta mancillar a otra.
Primero, quería comentarte que lógicamente no eras consciente de las pamplinas
que ibas a soltar por esa boca, eufórica por encontrarte entre los tuyos (los
del PP), no los valencianos. Porque si se escucha tu lamentable discurso
entero, uno se da cuenta de que estás insultando a Andalucía, por ser una
comunidad autónoma que está plantando cara todos los días a las salvajadas
sociales que hacen los del partido que tanto te gusta.
Tampoco
acierto a comprender cómo tú, mujer supuestamente inteligente, pones en esta
encrucijada a tu hijo y a tu marido, andaluz por muy poco que te guste. Como
mínimo has puesto a ambos en una situación incómoda, a uno en su colegio (si se
cruza con un sureño), y al otro en casa de sus padres, hermanos y amigos,
cuando regrese a su tierra por vacaciones. Aquí has demostrado muy poquitas
luces, como dicen en mi tierra, ésa que tanto asco te da.
Y
podría caer en la rabia, dejarme llevar por la ira y empezar a despotricar
sobre tu tierra, o caer en absurdas comparaciones, pero no, tengo mucha más
clase que tú. Yo, y cualquier andaluz que soportamos a diario la soberbia de
los señoritos de más arriba de Despeñaperros, que nos han pisoteado y nos han
prostituido durante siglos, estamos por encima de eso.
Esta
tierra siempre ha sido hospitalaria, respetuosa, y ha ofrecido una sonrisa al
que “ha dejado el pesado equipaje de los prejuicios” cuando nos ha visitado.
Pero no te equivoques, querida Cristina, suponía que tantos años al lado de un
andaluz te impregnaría algo de nuestra esencia…pero veo que no. Los andaluces
llevamos tantos siglos tragando afrentas, que nos lo tomamos todo a guasa, pero
nunca, jamás olvidamos. También sabemos morder, y duro, cuando se nos suelta un
poco la correa de castigo.
Tú
has tenido tu bochornoso minutito de gloria, aplaudida por los Camps, Fabra,
Barberá, y demás personajes honorables de la “Cosa Nostra” Valenciana. Yo soy
más del pueblo, estoy seguro de que chocaríamos mucho, en educación seguro. ¿Te
suenan Juan Ramón Jiménez, Lorca, Góngora, Alberti, Cernuda, Villalón, Gala…?
Son andaluces, como yo, como tu marido, ese pobre al que echado a los lobos,
ante sus paisanos que desde ayer no te pueden ni ver.
Y
te digo otra cosa. Cuando entras en comparaciones (odiosas) entre tu región y
la mía, cosa que yo jamás haría, tengo claro que has visto muy poco de la
tierra que me vio nacer. Su sabiduría, forjada por civilizaciones diferentes
que se enamoraron de este confín del mundo conocido, me dotó de este maravilloso
acento que al resto del planeta (menos a ti) agrada y de una cultura tan vasta
como su historia. Ten más luces la próxima vez que abras esa boca
sobredimensionada de colágeno, y no sigas el ejemplo de gente tan indeseable
como Artur Mas, Puigcercós, Cela y tantos otros señoritos de la antigua
escuela. Ellos, al igual que tú, buscaron la carcajada fácil, insultando una
vez más a mi tierra, y salieron trasquilados y sin lana.
Espero,
ya que tanto asco te provoca lo andaluz, que este verano no te dejes caer por
esa paradisíaca playa de Zahara de los Atunes, que tanto te gusta. Ni éste, ni
ningún otro, al menos hasta que pidas perdón y muestres más respeto. Espero que
tampoco te dejes ver por la Semana Santa de Sevilla o de Málaga, a pavonearte
con los de tu clase social y política. Tampoco espero verte a caballo por las
arenas de Doñana, camino del Rocío, o visitando alguna de las maravillas
naturales, culturales o monumentales que atesora mi tierra del sur. No es una
amenaza, no me malinterpretes, te hago un favor y te evito un rato incómodo.
Como te he dicho, muchos andaluces, muchísimos, perdonamos pero no olvidamos.
No
envidio en nada el papelón que le has dejado a tu marido. Tiene que estar el
pobre tragando sangre. Lo siento, pero te has lucido. En fin, ya lo tienes
crudo visitar de nuevo el paraíso que te aguardaba al sur de Sierra Morena,
pero tienes carnaza para vivir una temporada más en el repugnante “Sálvame” o
el programa de Ana Rosa Quintana. Por cierto, ya que estamos, desde aquí pido,
como andaluz, el boicot total a la cadena que sustenta a esta periodista
impresentable, hasta que la cesen o pida perdón públicamente a los andaluces. Y
por tener la lengua muy larga, la falda muy corta y mucha soberbia, también.
Confirmado.
El Botox, en exceso, se desparrama de los labios a la masa gris y provoca “guarrerías
españolas” en el cerebro. Más de 195.000 visitas a tu video en You Tube en 16
horas, 2.294 desaprobaciones contra 77 aprobaciones, y 1.446 comentarios (mejor
no los leas, has cabreado a tanta gente…) son todo un récord. Ya tienes tu
momento de gloria, te has bañado en ella, querida Cristina. Pero haznos un
favor a los andaluces: olvídanos para siempre e intenta arreglar las cosas en
tu casa, porque tienes mucho trabajo pendiente con tu marido, y con ese niño
que tristemente va a mamar el odio a mi tierra, por los prejuicios políticos de
su madre. No sabe lo que se va perder.