HIJO
INDIGNO DE ANDALUCÍA
Ya hacía tiempo que estaba
haciendo honores de sobra para merecer unos párrafos en estas páginas. Tras el
protagonista del anterior artículo, un andaluz digno de recuerdo por su amor a
mi tierra, hoy le toca el turno a su antítesis, a esa caricatura de ser humano
llamado Cristóbal Montoro. Él, que vio la luz en Cambil, un precioso pueblo de
Jaén, allá por 1950, también será recordado en Andalucía, como Antonio
Banderas, pero por motivos muy diferentes.
Desde que accedió a su cargo de
Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, no ha tomado una sola medida,
ni siquiera una, que haya favorecido a la tierra que le vio nacer. Es más, cada
decisión con la que nos sorprende cada lunes, no hace sino empeorar la
situación de asfixia fiscal sobre sus paisanos. Y como sé que el pueblo,
hastiado ya de corruptos, sinvergüenzas y políticos indignos de sus cargos, se
parapeta en su amnesia histórica; voy a dar un rápido repaso por los decretos
que este patético bufón defensor de banqueros, nos ha regalado a los andaluces.
Primero, nos dio una cura de
sangría con sanguijuelas, al exigirnos unos objetivos de déficit mayores de los
que se ha impuesto al Gobierno de España. Obligó a las Comunidades Autónomas a
apretarse el cinturón, con unas exigencias que ponían sus miras en el
desmantelamiento del Estado de Bienestar, tal y como lo habíamos conocido hasta
ahora. Sin complejo alguno, ha vociferado que el control del gasto público está
por encima del Derecho a la Educación digna de nuestros hijos, del acceso a la
Cultura del pueblo (subida del IVA al 21%, equiparándola con un artículo de
lujo), y de una Sanidad Pública que era la envidia del mundo y hoy está rozando
el esperpento. Qué gran trabajo está haciendo a los empresarios, a los
banqueros, a los grandes terratenientes, a los jerarcas de la Iglesia, que
tanto le gustan a usted y sus compañeros de partido.
No, Don Cristóbal, a usted no le
agrada nada la actitud de sus paisanos…porque aquí hace ya tiempo que la
mayoría nos dimos cuenta de que no les gustamos ni a usted, ni a sus
engominados aspirantes a caciques de sombrero de ala ancha y jaca zahína.
El primer aviso fue el guantazo
sin manos en la faz de Javier Arenas, ahora salpicado por la sombra de la
corrupción de un huracán llamado Bárcenas. Ya se veían los suyos, ávidos de poder
sentados en el trono de San Telmo… aaay… las puñaladas que da la vida…..
Los andaluces le hemos plantado
cara a usted y a su Presidente, ese pelele en manos de esa dama con forma de
adoquín llamada Merkel, y nos lo van a hacer pagar con creces. La Reforma
Laboral que usted bendijo, ha hecho más daño en su tierra que en ningún otro
sitio, llevándonos a una tasa de paro casi del 30%, pero ni por esas ha echado
usted un capote a los suyos. Canarias o Extremadura ya cuentan con Planes
Especiales de Empleo subvencionados por su Gobierno…Andalucía no, que se apañe
sola.
Puso el grito en el cielo cuando
Andalucía se negó a mandar al paro a miles de profesores, y se empecinó contra
viento y marea a mantener al 50% de los interinos en las escuelas e institutos
públicos. Es la única comunidad española que lo ha hecho. Como premio, nos va a
dar un tijeretazo del 50% en las subvenciones de investigación de nuestras
universidades.
Usted, cuervo carroñero, ha
puesto en su punto de mira a sus paisanos, por no conseguir el objetivo de
déficit… tan sólo unas décimas, pero eso le basta para seguir con su ejercicio
de desgaste, con esa sonrisa maliciosa, que más parece una mueca retorcida.
Pero cuando exige, inflexible, duro como el frio acero, olvida que el reparto
de las cantidades asignadas a las Comunidades Autónomas, han supuesto un
salvaje agravio comparativo a mi tierra…su tierra. No se ha respetado el
cómputo real de la población andaluza, ni el censo actual, y usted ha callado,
ha otorgado, ha consentido el expolio de un dinero que nos pertenece y que la
Junta de Andalucía ha denunciado en los tribunales…a sabiendas de que lo
cobrará cuando usted ya no sea ministro (ojalá sea más pronto que tarde).
Cinco recursos ha interpuesto su
Gobierno (con ese olor a podrido que hace irrespirable pasear por la calle
Génova), contra mi Comunidad. El más sangrante, el de la Subasta Pública de
Medicamentos, que hubiera supuesto un ahorro de 800 millones de euros a las
arcas de la Junta. Sólo con lo que nos debe del agravio anterior y esta
cantidad, Andalucía hubiera pasado con nota el ajuste de déficit exigido por
usted, pero su pretensión no es el aflojar el lazo en el cuello de sus paisanos…a
usted, maldito fascista, le pone el dolor ajeno, sobre todo si es el de un
trabajador, un ser inferior a sus ojos.
El mazo es para los trabajadores,
y para sus empresarios evasores y compañeros de partido corruptos, su amnistía
fiscal. Por cierto, le recuerdo que usted, dedo acusador de malos pagadores a
Hacienda, todavía no ha renunciado a sus Dietas de Alojamiento de 1823 euros al
mes. Sí, igual se le ha escapado que posee usted un chalé y 2 pisos en
propiedad en Madrid. A los otros 9 miembros de su Gobierno (incluido Rajoy),
que perciben de manera ilegal este complemento, teniendo viviendas en propiedad
en la capital, tampoco les ha señalado con el dedo. Un despiste lo tiene
cualquiera.
También se negó el Gobierno
andaluz a despedir a todos los interinos de la Sanidad Pública, manteniendo al
50% en sus puestos. De postre, nos amarga el desayuno de ayer, amenazando con
eliminar las subvenciones del dios Rajoy, para hacer cursos de especialización
en trasplantes de órganos. Miles de médicos andaluces se han convertido en la
envidia de sus homólogos europeos, gracias a esos cursos y usted, confundiendo
de nuevo el tocino con la magnesia, mezcla su enfermizo control fiscal con las
vidas humanas.
¿Deben morir andaluces, esperando
un trasplante de corazón, o sobre una mesa de quirófano, para satisfacer su
rencor, y su mala leche? Porque yo creo que esas pocas neuronas que le quedan
sanas, las que no tiene ocupadas obedeciendo el dictado de los Mercados, le
habrán avisado de que sus decisiones cuestan vidas, le manchan a usted las
manos de sangre. Usted no empuña el bisturí, pero esgrime una pluma que deja su
firma como vergüenza eterna de sus actos. No, Señor Montoro, no le gustamos,
porque la mayoría de los andaluces hemos padecido demasiado tiempo el yugo de
los caciques a los que usted representa…y hemos dicho “BASTA”.
Si finalmente cumple su amenaza,
su última locura (o gilipollez), sólo le deseo que cualquier día no tenga más
remedio que ponerse en una mesa de operaciones, y le toque ese cirujano que no
consiguió la especialización por sus recortes…y que se le vaya la mano con el
bisturí. Sálvenos de su estupidez y déjenos en paz, que sabremos salir adelante
sin tomar como ejemplo a su amiga Cospedal, la que despide profesores y médicos
a mansalva, privatiza hospitales (a Capio Sanidad, la empresa de su marido), y
vende montes públicos a los terratenientes, como en los tiempos de Franco.
Usted se ha ganado a pulso el que
le consideremos un Hijo Indigno de Andalucía, porque desde que es Ministro, no
ha hecho sino putearnos. Y no quiero agriarme más, porque pierdo rápidamente la
compostura, y lo que me pide el cuerpo es acordarme de su madre, pero con ello
faltaría al respeto a una andaluza que no tiene culpa alguna de haberle parido
en esta bendita tierra. Y tampoco puedo defraudar la exquisita educación
(pública) que mis padres me dieron, después de muchos años de lucha para
conseguirla…ésa misma que usted está destrozando, para ofrecérsela abierta en
canal a las corporaciones privadas de la Iglesia Católica. Ojalá no vuelva
usted a poner un pie más debajo de Despeñaperros, maldito renegado de su
tierra.
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