sábado, 17 de mayo de 2014

EL TRAGALDABAS Y LA MELOSA

EL TRAGALDABAS Y LA MELOSA

Entre curioso y lamentable, ése es el balance del patético debate del día de ayer, entre el Ministro Cañete y Elena Valenciano. Curioso, porque lo más comentado del mismo ha sido el comentario machista del botarate tragaldabas, referido a su oponente. “El debate con una mujer es complicado, porque si el hombre demuestra superioridad intelectual o la que sea, y la acorrala, da una impresión machista ante una mujer indefensa”- esto dijo el sobrado Ministro, y se quedó tan pancho.

Tiene usted suerte, Don Miguel, de ejercer en España, porque si esta soberana estupidez la airea usted en Alemania, Suecia, Noruega, Finlandia, Suiza, Francia o algún otro país civilizado, se acabó su prescindible carrera política. Lástima, tendremos que seguir aguantando sus gansadas. Máxime, cuando al entender de la gran mayoría, Doña Elena (que no es santa de mi devoción, ojo) le dio una paliza descomunal. Ella al menos, no terminó con la nariz llena de tinta el debate, porque lo que es usted, cada vez que dejaba de leer, se atrancaba y hacía más tics que su jefe Don Mariano, que ya es complicado.

Y para colmo, al día siguiente, cuando redondea la faena con esa salida de tono, que manda el trabajo de sus asesores directo a la cloaca. La primera vez que abre esa bocaza sin leer, lía la de Dios. Tarde, creo, ha recordado que las mujeres votan en España desde hace más de treinta años… y eso espero, que cuando estén delante de la urna, todas recuerden lo que usted y muchos machotes de su partido piensan de ellas. Si ya no se lleva, hombre, el perfil de castigador ibérico está más pasado ya que los pantalones de campana y todavía no se ha enterado. ¿No os parece patético, que lo más comentado del debate de ayer, sea la gilipollez que ha dicho Don Miguel el día siguiente, herido en su orgullo por una mujer inferior?

No obstante, pese a no disponer del tiempo que me gustaría para atender mi blog, me he lanzado a escribir, porque creo que la ocasión lo merece. Primero, porque el debate de ayer me pareció patético, lamentable, soez y desvergonzado para con los sufridos ciudadanos que pagamos sus jugosas nóminas. Sólo una hora antes, se retransmitió otro para toda Europa, en Bruselas, en el que contendían los cinco candidatos que se van a dar de leches por trincar la Presidencia de la Unión Europea. Y ése sí que tuvo miga, al no estar tan encorsetado como el de ustedes dos, que pactaron hasta las gotas de sudor que debían resbalar por sus impolutas frentes. Los cinco candidatos se atacaron con respeto, pero sin piedad, y abordaron sin complejos todos los problemas que preocupan a los europeos. Fue un ejercicio de política en estado puro, algo de lo que estamos faltos por nuestros lares.

Y por cierto, ¿saben cuánto tardó en aparecer el nombre de España en el euro debate? Trece minutos… y no salimos muy bien parados, la verdad. A pesar de que nuestros bizarros gobernantes dicen que España es el ejemplo a seguir por los europeos en esto de la crisis, fuimos precisamente el icono de la corrupción, el derroche, la mala gestión y la desigualdad entre pobres y ricos. Una visión un poco diferente a la que nos acostumbra nuestro Presidente bufón de banqueros.

Esto es lo que tan machaconamente nos martillea nuestro Gobierno y su caverna mediática en la prensa, la radio y la televisión. Que ya hemos tocado fondo y salimos del pozo. Pero lo triste, es que estos dos impresentables, Don Miguel y Doña Elena, se presentan a unas elecciones europeas y no se habló de Europa. No se habló de la equiparación de los trabajadores españoles con los de sus vecinos del norte. No se habló de cómo se va a gestionar el dinero que Bruselas va a invertir en empleo juvenil. No se habló de la CORRUPCIÓN, ni de los ERE, ni de un fantasma llamado Bárcenas, ni de la financiación ilegal del Partido del Gobierno, ni de la Gürtel, ni de cómo se va a erradicar de una vez por todas este cáncer de la Democracia. Porque, no nos engañemos, sólo la entrada en escena de un partido político ajeno al PP o al PSOE puede obligarles a endurecer las leyes para con los amantes del dinero público, a dotar de medios a la policía anticorrupción, y a terminar con la carrera política del corrupto de por vida.

Eso fue, sobre todo, lo que eché en falta en ese debate. Que no estuviera por allí un Willy Meyer, o un Pablo Iglesias o un Javier Nart, para apretarles bien las tuercas a Miguel el Tragaldabas y a Elena la Melosa. Es lo que tiene el bipartidismo, que ellos se lo guisan, se lo cortan y se lo comen…y no están dispuestos a soltar el mango de la sartén. Pero que no se equivoquen. La ignorancia, la desidia, el hastío de la aborregada población es lo que les permite  controlar la cocina. Así que, españoles, ha llegado la hora de que de una puñetera vez despertéis de ese plácido sueño del zángano y seáis dueños de vuestro destino. No basta con no votar a estos dos palurdos del PP-PSOE, no. Hay que obligarles a que dejen paso a nueva savia, a los jóvenes capaces, que traigan ilusión por cambiar las cosas. Pero es imposible, indecente e inmoral, seguir manteniendo a esta casta de mafiosos vendidos a mega empresarios y banqueros.

A ver cuándo os enteráis de que el pueblo, en masa, con su voto, es el único que puede destronar a estos nuevos nobles medievales, que se llenan la boca de democracia, mientras tratan a su pueblo como a siervos, en vez de ciudadanos.



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