EL
FIN DEL PARAÍSO (I)
Teníamos el paraíso delante de
nuestros ojos y no nos habíamos enterado. Valdevaqueros, El Palmar, Zahara de
los Atunes, Bolonia, Cortadura, Monsul, Cala de los Muertos…Andalucía atesora las últimas
y más hermosas playas del sur de Europa y, aunque pensábamos que seguirían así
por siempre, están en peligro.
Una ominosa amenaza se cierne
sobre ellas, para transformarlas en otra abominación como Benidorm, o Marbella,
Torremolinos, Estepona, Marina D´or y tantos otros ejemplos de monstruosas
colmenas de hormigón, que han arruinado para siempre lo que antaño fueron
playas paradisíacas.
Esa amenaza, hecha tristemente ya
realidad, se llama “Anteproyecto de modificación de la Ley de Costas 22-1988”, elaborado
por el ministro Arias Cañete, y que fue aprobado por el Consejo de Ministros el
pasado 17 de julio. ¿Qué supone en la práctica esta salvajada legal para
nuestras playas vírgenes?
Primero, supone el indulto a aquellas
propiedades edificadas en Dominio Público Marítimo Terrestre (DPMT), con una ampliación de sus
concesiones a 75 años y la posibilidad de su compreventa. En el artículo 2 de
la Reforma, se amplía con una prórroga extraordinaria las concesiones
existentes, que expiraban en 2018, hasta dentro de ¾ de siglo. El otorgamiento
de esta prórroga queda ahora en manos de los órganos medioambientales de las
Comunidades Autónomas, casualmente, todas en manos del PP, excepto Andalucía,
Cataluña y Asturias.
Greenpeace, Ecologistas en
Acción, ADENA y otras 150 organizaciones han firmado un manifiesto en el que
denuncian esta Reforma, como “la antesala de la privatización del litoral
público español”. Recriminando también las palabras de Soraya Sáenz de
Santamaría, del “aumento de seguridad jurídica a nuestras costas”, el efecto va
a ser exactamente el opuesto. La avalancha de reclamaciones por indemnización
de los encausados por la ley anterior, y los expedientes se dilatarán muchos
años, por la enorme cantidad de excepciones, causas, y diferentes tratamientos
que la nueva ley contempla. Incluso ahora, el Estado tendrá que hacer frente a
los daños causados a establecimientos privados, por efectos de la previsible subida
del mar, debido al cambio climático.
Todas estas reflexiones de
Ecologistas en Acción, así como el articulado íntegro de la nueva Modificación
de la Ley de Costas 22-1988, lo podéis encontrar en este enlace: http://www.ecologistasenaccion.org/rubrique366.html
La misma especulación urbanística
que nos ha metido en esta crisis, el sacrificio del DPMT a las grandes
corporaciones (la mayoría extranjeras), significará la privatización efectiva
de nuestras últimas costas vírgenes españolas, para enriquecer a banqueros, megaempresarios,
y políticos corruptos.
No hemos aprendido nada. Este
Gobierno en manos de la Banca, pretende sacarnos de esta crisis, practicando la
misma política que nos llevó a la hecatombe. Eso sí, sus miembros, amigos
acaudalados y demás morralla corrupta se forrarán a lo bestia, y encima, todo
será “legal” con su repugnante nueva Reforma.
Un ejemplo. El polémico Hotel
Algarrobico, esa monstruosa construcción de 18 plantas de hormigón, dentro del
DPMT de una cala de un precioso parque natural, iba a ser derribada antes de
fin de año. Ahora, con la nueva Reforma bajo el brazo, los propietarios han
reclamado, y cuentan con el apoyo de los alcaldes de los pueblos colindantes…curiosamente,
todos del PP. La fecha de demolición se ha prorrogado.
Otro ejemplo. La Diputación Foral
de Bizcaia ha comenzado a tramitar los permisos para la ampliación del
Guggenheim, en los acantilados boscosos de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai.
Hasta ahora, sólo la oposición del
Gobierno Vasco ha paralizado esta bestialidad urbanística en el litoral
público. Veremos qué pasa si en las próximas elecciones autonómicas da la
vuelta la tortilla. Es muy posible que otro paraíso enmudezca ante el hormigón,
el acero y el titanio.
Un último ejemplo. Ferrán Adriá convirtió
su restaurante El Bulli en fundación, para así poder ampliarlo dentro de la
zona de especial protección del Parque Natural del Cabo de Creus. Según el Plan
Especial del Parque, sólo podría aumentar en un 20%, pero con las normas de la
nueva Reforma, podría edificar hasta un 50% más de superficie. Nuevamente,
miles de metros cuadrados de una cala pública, sacrificada para atiborrar de
euros los bolsillos de un empresario avaricioso y de algún politiquillo
corrupto, que va a cenar gratis en El Bulli toda su vida.
Aquí termina esta primera
entrega. En el próximo capítulo, ilustraremos la monstruosidad que se quiere
cometer con paraísos de Cádiz, como Valdevaqueros o El Palmar. No podemos
permitir que esas playas, esa inmensidad de arenas vírgenes y aguas cristalinas
sean sólo un vago recuerdo de los que pudimos disfrutar de su belleza.
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