domingo, 17 de noviembre de 2013

PRESTIGE. VERGÜENZA

PRESTIGE
VERGÜENZA

“La justicia es el pan del pueblo, siempre tiene hambre de ella”.
René de Chateaubriand (1768-1848) Diplomático francés.

“La absolución del culpable es la condena del juez”
Publio Siro, siglo I a.C., poeta romano.

He elegido estas dos citas, porque definen perfectamente mi estado de ánimo, y el de millones de españoles que asisten incrédulos a la pantomima de juicio, que ha dictaminado que el planeta Tierra, el mar, la vida animal y vegetal, la raza humana, y el pueblo, pierden. Y ese juez del Tribunal Superior de Xusticia de Galicia, Juan Luís Pía, ha decidido que el Gobierno de hoy, las vacas sagradas del Partido Popular de entonces, y los empresarios sin escrúpulos de siempre… ganan.

La verdad, no sé de qué me sorprendo. La Justicia está tan desprestigiada en este país en los últimos tiempos, que hasta el pueblo sediento de ella se ha cansado de exigirla. Miembros del Tribunal Supremo afiliados al Partido Popular, magistrados que no ocultan sus preferencias ideológicas en público, jueces que denuncian acoso y presiones por parte del Gobierno (Caso Noos, Caso Bárcenas, Caso Gürtell…) y no son arropados por sus colegas, indultos por parte del Gobierno que dejan en la calle a asesinos suicidas al volante, a mossos de squadra torturadores, a alcaldes corruptos… la lista de afrentas a la diosa Justicia son demasiadas ya.

La catástrofe del Prestige, que sembró de muerte negra las costas de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y Francia, según la justicia gallega, sólo tuvo un responsable:
EL MAR.

Sólo dos desastres han resultado más caros en la historia de la humanidad: el accidente nuclear de Chernobyl y la explosión del transbordador espacial Columbia. La limpieza del vertido de petróleo y el sellado del buque costaron al pueblo español 12.000 millones de euros, aunque la fiscalía sólo reclamó 4.100 millones, por daños y costes directos. ¿Quién va a pagar  esa factura? Los de siempre, los que pagamos el rescate de Bankia, los que fueron estafados por las “preferentes”, los desahuciados, los parados, los apaleados por los antidisturbios cuando exigen que se cumpla la Constitución, los olvidados por la diosa Justicia… los españoles.

Este juicio hubiera servido para dar un escarmiento ejemplar a armadores asesinos, que pasean buques monocasco por nuestros mares, sin importares las consecuencias ni el daño que pueden ocasionar estas bombas de relojería. Digo “hubiera”, porque Mare Shipping, de Liberia (propietaria del Prestige), la griega Universe Maritime (contratista), la rusa Crown Resources (propietaia de la carga), y la británica The London Steamship Owner (aseguradora), se tienen que estar partiendo el pecho de risa después del veredicto de la justicia española. De los 4.100 millones reclamados, sólo les va a costar 22 millones de euros el tercer desastre medioambiental de la historia de la humanidad. Los mismos 22 millones que ingresaron en los Juzgados de la Xunta hace 11 años, al comenzar el juicio. ¿Algún iluso cree que estos desalmados se lo van a pensar la próxima vez que tengan que pasear otro buque monocasco, comido por la herrumbre, por delante de la Costa de Muerte?

Sólo una anotación. El Prestige, de 27 años de antigüedad,  fue sancionado por fallos graves de seguridad, en los puertos de Nueva York y Rotterdam en 1.999. En 2.001 fue reparado en Cantón (China), y la estimación de los astilleros de que se debían sustituir 1.000 toneladas de acero de los tanques de fuel en estado de corrosión, se quedó en sólo 282 toneladas, por exigencia de los propietarios del buque, asumiendo ellos la responsabilidad. Como guinda del pastel, la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos, lo tenía vetado por fallos graves de seguridad. Sólo así es explicable que una grieta de 10 metros en el primer momento, se convirtiera en un monstruoso agujero de 37 metros en tres días, sólo por la acción  del oleaje. Ciento catorce buques atravesaron la Costa de la Muerte ese fatídico 13 de noviembre de 2002, y sólo el Prestige fue dañado por el temporal. Sabido esto, sin meterme en honduras, está clara la responsabilidad criminal de los empresarios propietarios del barco, en el desastre. Esto sin citar la maniobra de dilatación del tiempo del rescate y desobediencia a la autoridad de salvamento, por parte del capitán griego del buque, que se va air con 9 meses de cárcel ( que no va a cumplir por su avanzada edad).

Esos días, en los que la marea negra sembró de muerte las maravillosas costas gallegas, sólo hubo alguien que estuvo a la altura: el pueblo español. Los miles de voluntarios de todos los rincones de mi tierra, que acudieron en masa a retirar chapapote, con sus propias manos, los miles de marineros y mariscadoras de Galicia, que se echaron a las rías con sus chubasqueros blancos… ellos sí estuvieron a la altura, de sobra.

Lamentablemente, y últimamente sucede con demasiada frecuencia, aquel Gobierno y sus políticos, no tuvieron un comportamiento digno, ni decente. Hagamos un rápido recordatorio, ya que el pueblo español es tan dado a la amnesia. Los armadores propusieron trasvasar la carga a otro buque. Los técnicos especializados dictaminaron que la mejor opción era atracar el barco en un puerto próximo y hundirlo de forma controlada, para evitar la marea negra.

¿Qué decide nuestro Gobierno, por aquel entonces, de José María Aznar?
Alejar el Prestige de la costa. Sin más, sin escuchar a los expertos, sin tener en cuenta la dirección de las mareas ni el oleaje de diez metros de altura. El Ministro de Fomento, máximo responsable legal, y boca de la que salió la orden, pidió un informe de los técnicos al quinto día, cuando el buque estaba ya prácticamente partido en dos. Brillante, Sr. Älvarez Cascos. Por cierto, el susodicho informe lo pidió desde su cortijo, durante una cacería en el Pirineo Aragonés. No pensarían ustedes que el mayor desastre medioambiental de la historia de España le iba a privar de su afición favorita: matar bichos.

¿Qué hizo el Delegado del Gobierno en Galicia de 2002? Pues el hoy Director General de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de la Mesa, se limitó a transmitir la orden de Álvarez cascos, y se “encomendó a la divina providencia de la virgen”, como atestiguan las grabaciones de telefonía. Qué mala es la hemeroteca. ¿Esto es lo que da de sí usted? Se supone que se le exige tener los arrestos y preparación suficientes para afrontar una tragedia así. Encomendarse a la virgen siempre se le ha dado bien a los de su partido, ahí está la flamante Ministra de Trabajo, Fátima Báñez, para dar fe.

¿Qué hizo el Presidente de la Xunta, al ser informado del desastre? Pues D. Manuel Fraga Iribarne siguió pegando perdigonazos a las perdices, en un coto privado de León, durante todo el fin de semana. Repito, no serían los que me leen tan ingenuos como para pensar que 63.000 toneladas de petróleo de nada le iban a poner nervioso, ¿verdad que no? Tardó ocho días en visitar la zona afectada.

¿Qué hizo el Presidente del Gobierno? Pues José María Aznar guardó silencio sepulcral durante tres días, para minimizar después el efecto de marea negra (ahí está de nuevo la cruel hemeroteca), y visitar las zonas afectadas 31 días después. Eso es reacción rápida. Por cierto, ni se bajó del helicóptero, no puso un pie en la costa gallega, para evitar que alguien le arrojara un mejillón bien gordo a la cara (los marineros y mariscadores estaban un poco cabreados). Tampoco apareció para dar explicaciones. Hasta ahí podía llegar la broma, a tener que aguantar el chorreo de eso melenudos ecologistas.

¿Qué hizo el Vicepresidente del Gobierno? Pues Mariano Rajoy dio la cara en el Congreso en vez de su jefazo, y en una actuación bochornosa y un insultante menosprecio a los miles de voluntarios, dijo que “no es en ningún caso una marea negra, se trata sólo de manchas muy localizadas… unos pequeños hilillos como de plastilina, cuatro regueros que se han solidificado, en estiramiento vertical…”. Unas manchillas de nada, de mil cuatrocientos kilómetros de costa, desde Portugal hasta Francia.

¿Dimitió o se inculpó a alguno de estos lamentables personajes políticos de nula catadura moral? No. De hecho, alguno murió  colmado de gloria, y otros han escalado en sus carreras, tanto políticas como privadas. Es más, el más inepto de todos ellos, el bocazas de los “hilillos de plastilina”, hoy gobierna mi país.

Una oportunidad más perdida. Una ocasión perdida de asestar un sablazo de muerte  a las mafias empresariales que tratan al mar como un vertedero, y a las personas que viven de él como basura. Una advertencia a los futuros políticos españoles que piensan que se pueden cachondear del pueblo que les votó, y reírse de nuestra Constitución, sin esperar consecuencias y sin asumir responsabilidades. Todo se ha esfumado. Los ricos y poderosos han vuelto a ganar. El mar y el hombre pierden.


La diosa Justicia está más ciega, perdida, y peor considerada que nunca.

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