EL NUEVO IMPERIO

"Introducción a la Geografía" es el título del libro de texto oficial de High Junior School de los EE.UU., equivalente a nuestro sexto curso de primaria, del autor David Norman. Está implantándose en varios estados del sur de los Estados Unidos, todos ellos en manos del Partido Republicano, de corte conservador y de ultraderecha.

A partir de su página número 76, empieza a dejar a cualquier lector europeo con la mandíbula inferior desencajada. Enseña a los inocentes escolares, que casi toda la cuenca del Amazonas está integrada en un mega-parque natural ficticio llamado FIRAF, Primera Reserva Internacional de la Amazonia, y que como no, está bajo tutela de los EE.UU., por mandato expreso de la ONU. Es curioso, pero el sospechoso libro no menciona que ninguna resolución de la ONU ha creado ese monstruoso parque, ni que Brasil, Colombia, Guyana, Surinam, Guyana Francesa, Bolivia, Perú y Venezuela saben absolutamente nada de su existencia. Y es bastante paradójico, porque son estos países los propietarios de toda la extensión de la presunta reserva.

Sólo de este modo se explica el interés enfermizo de EE.UU. por concentrar tropas en los países afines, más de 90.000 hombres de nada, y de quitar y poner gobiernos cuando se le antoja. De hecho, en ese mismo libro se les presenta textualmente como: "...países tecermundistas, primitivos,con gobiernos corruptos y crueles, en los que no se respetan los derechos humanos, violentos y consumidos por el tráfico de drogas, y locos por arrasar la selva amazónica." En fin, las lindezas continúan varias páginas y machacan con saña sobre todo a Brasil, la que posee las dos terceras partes del territorio. Tampoco, curiosamente menciona que los gobernantes corruptos de esos países están en nómina de monstruosas empresas norteamericanas, como TEXACO, por citar una. Un descuido lo tiene cualquiera.

Se está aleccionando a los futuros hombres y mujeres de los estados tradicionalmente conservadores de los EE.UU., para que dentro de unos años, cuando el Nuevo Imperio le meta mano a Brasil, o Bolivia, o cualquier otro país desgraciado de la Amazonia, lo justifiquen como un acto de defensa y no de agresión. De hecho, para ellos, este enorme territorio ya les pertenece. En Enero de 2011, el Secretario del Ministro de Exteriores de Brasil tomó la palabra en la Asamblea de la ONU, para contestar a una maliciosa propuesta de su homónimo estadounidense. Y realizó un breve discurso, maravilloso en su sencillez y por supuesto, silenciado en los periódicos. En él dijo que si la Amazonia es vital para el futuro del mundo, y necesita de esta especie de expropiación internacional, él podría estar dispuesto a apoyarla...pero con condiciones. Los cientos de miembros de la ONU se quedaron boquiabiertos. Confirmó el apoyo de su país, cuando la Carta de Derechos Humanos, también vital para el futuro de la humanidad, sea implantada por la fuerza en todos los países que se la pasan por el forro, empezando por los EE.UU. Cuando la Declaración de los Derechos del Niño sea defendida por la fuerza en los países que se parten el pecho con su lectura, algunos de ellos con derecho a veto en la ONU. Y así siguió este caballero durante unos minutos, sumiendo en el bochorno al representante norteamericano, sacándole los colores ante el ilustre Consejo. El petróleo, al ser fundamental para el planeta, también debía ser expropiado a los países árabes, para gestionarlo la ONU, en igualdad y justicia para toda la humanidad. El agua, la contaminación, todo un rosario de temas con igual importancia que la pervivencia de la Amazonia, deberían ser asumidos por el Consejo de Seguridad. Mientras esto no se cumpla, Brasil exigirá respeto a su integridad territorial y a la gestión de la selva, que es la fuente principal de su espectacular desarrollo. Ahí queda eso.

Éstos son los métodos del Nuevo Imperio, adoctrinar a sus juventudes desde la infancia, distorsionar la historia y la realidad a su antojo para conseguir el apoyo de su poco crítico pueblo, amorcillar el pensamiento de la masa popular mediante prensa, radio y televisión, todo absolutamente manejado por el Gobierno y el poder en la sombra. Y sobre todo, es vital convencer a su ciudadanía de que su gran nación está señalada por el dedo de Dios para limpiar de maldad e injusticia la Tierra, cuales ángeles castigadores. Vamos, que van repartiendo democracia, libertad y paz por el mundo. A la vista está, sólo hay que ver Afganistán, Irak, Pakistán o Colombia después de darse una vuelta los EE.UU. por allí. Pero no debemos olvidar que todos los grandes imperios cayeron con los siglos, el último de ellos fue la Alemania de Hitler, a la cual se parece tristemente el Imperio Estado Unidense cada día más, al menos en sus métodos.

Esperemos que el nuevo que le suceda en la historia se aplique un poco mejor el cuento, por el bien de la humanidad.