YO
TENGO LA CULPA
Soy culpable…lo admito. Soy el
blanco de millones de españoles cabreados, estoy en el punto de mira de los
Rajoys, Sorayas, De Guindos, Montoros y Cospedales. Yo tengo la culpa de todo.
Yo soy responsable de que cientos
de miles de aberronchos, sin el graduado escolar, se embolsaran 3.000 eurazos
mensuales durante años, por enyesar un tabique. De que miles de
revientaplomadas se forraran montando una inmobiliaria, con la complicidad de
dos concejales corruptos y de alcaldes mafiosos.
Yo he influenciado a Botín y
compañía, para que concedieran miles de millones de euros en préstamos de
riesgo, a sabiendas de que tarde o temprano todo esto iba a reventar, de que no
los iban a poder cobrar. Pero los accionistas se embolsaban fortunas en tres
días, los consejos de administración sacaban a hombros a sus presidentes
banqueros, y blindaban sus cargos con sueldos y pensiones multimillonarias,
toda España era pura felicidad. En aquel entonces, recuerdo que me llamaban
pájaro de mal agüero, por tener los pies en el suelo, por ser consciente de lo
que se nos venía encima.
Yo, moví mis hilos, mis
contactos, para obligar a Aznar y Zapatero a aprobar en el Congreso las leyes
que permitieron endeudarse a los bancos hasta las cejas, a reducir sus fondos
de capital en efectivo, a especular con el ladrillo olvidándose del tejido
industrial de mi país, de mandar a freír espárragos la investigación y un plan
de futuro a largo plazo de crecimiento.
Yo, un analfabeto en Economía,
soy el que ha cogido por la oreja a Merkel, Sarkozy y Rajoy, y les he ordenado
que le presten un billón, con B, de euros a los bancos europeos al 1% de
interés, para tapar sus agujeros. Acto seguido, yo les he permitido que compren
deuda soberana de España, por ejemplo, al 5%, convirtiendo deuda privada
(bancos) en deuda pública (Estado). Hasta yo, dentro de mi ignorancia, sé que
esto es robar, y que si hubieran repartido ese pastón entre todos los europeos,
nos hubiera tocado a cada uno dos millones y medio de euros. O sea, que se acabó
la crisis, ¿no? Todos millonarios.
Yo he amorcillado el cerebro de
44 millones de españoles, para que votaran en masa a un Gobierno de ultra
derecha, que se ha orinado en sus promesas electorales de hace 6 meses, y que
se ha cepillado en 40 días los frutos de 50 años de lucha de los trabajadores.
Y ahora, todos con cara de pasmados, de asustadas garrapatas aferradas a su
puesto de trabajo al precio que sea, incrédulos ante la humillación de su voto
traicionado.
Yo he controlado a los medios de comunicación,
para que desayunemos, almorcemos y cenemos con la Prima de Riesgo y el Rescate
del Banco Central Europeo, para que perdonemos los pecados de nuestros
políticos, e imploremos medidas de ayuda a empresarios y banqueros (los que se
nos van a exprimir hasta la pulpa). El que violen nuestros derechos
constitucionales es la única salida a la crisis que ellos han creado. Han
asesinado nuestra Constitución y todavía no nos hemos enterado.
Yo le he concedido a presidentes,
ministros y congresistas, que cobren sus sueldos íntegros dos años después de
cesar en su cargo, que mantengan sus coches oficiales y escoltas, y que después
de una legislatura (aunque el pueblo no
los crea dignos de gobernarlos) tengan aseguradas sus pensiones máximas
vitalicias.
Yo he señalado con el dedo a esta
nueva casta nobiliaria, para que sigan con su vergonzoso tren de vida. Para que
España tenga más teléfonos móviles y coches oficiales que EE.UU. (son datos
del BOE), y el doble de presupuesto que
ellos en gastos de Embajadas en el exterior.
Yo, con mi tremendo poder, soy el
que ha plantado de Ministra de Trabajo a una señora que no ha cotizado ni un
solo día a la Seguridad Social en su puñetera vida. Es la misma que nos ha endosado la Reforma
Laboral que nos ha convertido a todos otra vez en siervos medievales, en
vasallos de empresarios que pueden disponer de nuestra vida como se les antoje,
sin responder ante nadie. Nos ha devuelto a los primeros años de la dictadura
de Franco, sin derechos, sólo obligaciones, con el miedo metido en las entrañas
a que te hagan un ERE.
Yo, en definitiva, soy el que ha
devuelto su poder a la Santa Madre Iglesia, como en tiempos en que este país
saludaba al estilo nazi, para que dicte las leyes a este Gobierno, en la nueva
Era Mariana. Se ha terminado con la inseminación artificial pública, con la
píldora abortiva en farmacias, con la vasectomía en hospitales públicos, con la
investigación de células madre, con el aborto para las mujeres de los
trabajadores (los señoritos siempre podrán mandar a sus hijas a un máster de
inglés en Londres, como Dios manda), con la eutanasia libre para los enfermos
terminales que quieren terminar con dignidad sus vidas…
Eso sí, los presupuestos del
Gobierno y Autonomías, para hospitales privados y colegios concertados (la
mayoría en manos de órdenes religiosas) se ha incrementado en el mismo
porcentaje que ha disminuido para la sanidad y enseñanza pública. Dinero sí que
hay, Sr. Rajoy, pero para los que tutelaron su educación ultra católica y las
fundaciones de sus amigotes Legionarios de Cristo y de extrema derecha.
En fin, admito que yo, un paria,
un triste funcionario que se devana los sesos para llegar a fin de mes con sus
escasos mil euros, que me gané mi puesto de trabajo en unos exámenes con miles
de desesperados como yo, tengo la culpa de todo lo anterior. Pero confío,
querido ministro Montoro, dueño de mi destino, en que al menos me permitirá
manifestar mi desacuerdo con la vergonzosa gestión de su repugnante Gobierno
ultra derechista. Y le auguro que si su asquerosa idea de demonizar a mi “casta
privilegiada” me cuesta mi puesto de trabajo, no descansaré un día del resto de
mi vida, para ridiculizar a los suyos, para abrir los ojos a este país lleno de
muertos caminantes, de aberronchos votantes y de sumisos lacayos.
Si esto sigue así, enérgico
Ministro de Interior, aquí tiene mi nuca, para que me calle como a los héroes
silenciosos de la España de hace setenta años. Porque yo, por las buenas, no me
convertiré en su súbdito, soy un ciudadano, muy a pesar suyo.
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