

Rememorando aquella antológica escena de la chiquilla de Poltergeist, cuando dice “Ya están aquíííí…”, mis peores designios se van cumpliendo, uno a uno, lamentablemente.
Le había dado unos meses de confianza a mi nuevo alcalde, pero ya ha colmado mi paciencia. Me ha demostrado que es más de lo mismo: otro pollo cortijero, al que le gusta pavonearse sacando pecho, con la adrenalina a flor de piel, y vitoreado por un populacho que se traga todo lo que le quieran contar… sin razonarlo. Pero bueno, para eso estamos aquí, para airear trapos sucios y residuos de alcantarilla de la Casa Consistorial, al que me quiera escuchar.
El pasado viernes, 7 de octubre, los empleados públicos del Ayuntamiento de Sevilla acudimos a la manifestación “POR UN TRABAJO DIGNO”, que colapsó el centro histórico y culminó en la Plaza de la Encarnación. Y debo reconocer que no fue una más, se respiraba un ambiente raro. Algunos ciudadanos recriminaron nuestra actitud (pacífica, legal, legítima y constitucional) y confieso que no me gustó nada. Quiero aprovechar para ilustrarles el motivo de mi protesta.
El Sr. Zoido va a acabar con los SERVICIOS PÚBLICOS DE SEVILLA. Dicho así suena duro, pero sus actos van en esa dirección. Ha terminado de un plumazo con años de negociación colectiva y logros sociales, y ha anulado todos los planes de productividad del personal del Ayuntamiento. En Parques y Jardines, por poner un ejemplo, ha acabado con el turno de riego de tarde y nocturno, ha desarticulado el equipo de poda, y ha enviado a su “brazo ejecutor”, el técnico de este servicio (actuando sin seguir la cadena de mando y menospreciando a jefes obreros y capataces) para despedir a los interinos y contratados eventuales, y amenazar a los conductores que se niegan a manejar vehículos especiales que ya no están dentro de su cometido, con la nueva orden. La amenaza es que van a cesar en sus comisiones de servicio si no conducen esos vehículos. Esta actitud tiene un calificativo duro, pero ajustado: MAFIOSA.
Aunque no nos pongamos nerviosos, porque su don de capote es capaz de demostrarle al pueblo sevillano (el que va a pagar el facturón) que estos servicios que ahora realizan las empresas privadas (denunciadas decenas de veces por CC.OO. por negligencias y excesos) van a salir más baratos que pagarles la productividad a los trabajadores de Parques y Jardines. Cosa harto imposible, porque también tendrá que explicar qué va a hacer con el personal municipal que hacía este trabajo, y con el material y caros vehículos (camiones, furgonetas, elevadores hidráulicos) comprados para este cometido.
También me encantaría que explicase por qué él, paladín contra los 125 cargos de confianza (60.000€ anuales cada uno) que tenía su antecesor Monteseirín, ya ha enchufado a 160 que sepamos, a dedo, y sigue sumando. ES COMPLICADO. Igualmente difícil es explicar por qué ha dejado los Distritos de Sevilla en manos de empresas privadas, que están contratando en masa a “chicos y chicas de bien” (todos ellos de las Juventudes del PP), y han tomado como primera medida bajar el sueldo a los monitores de los talleres un 40%. Espero el momento en que D. Ignacio anuncie que predica con el ejemplo y baja un 40% la nómina a todo el Equipo de Gobierno, empezando por él. Si él lo hace con su salario, yo aceptaré mi condena.
ES USTED MÁS DE LO MISMO, SR. ZOIDO, LAMENTABLEMENTE.
En cuanto a los ciudadanos que recriminaron mi protesta, quiero recordarles sólo un par de cosas. Mi protesta defendía el SERVICIO PÚBLICO, que estamos dispuestos a demostrar cuando el alcalde quiera, que es mucho más económico que la privatización. Mi voz reclamaba que mis hijos y los de ustedes también, reciban en herencia como mínimo, unos servicios públicos como los que hemos gozado nosotros. Nuestras pancartas defendían que los miles de personas que pagaron sus derechos de examen, que estudian desde hace años, tengan la posibilidad de aspirar a un puesto de trabajo fijo, digno, con derechos y obligaciones y con un salario justo. Por un momento, conmino a esas personas que se reían de lo iluso de mi reivindicación, que olviden las doctrinas de sus corruptos líderes políticos y piensen en sus hijos, en sus familias, en la papeleta de país que les vamos a legar por nuestra inmovilidad.
Todavía estamos a tiempo de cambiar las cosas. La protesta pública, la movilización es nuestra única arma ante la salvaje actuación interesada de nuestros políticos. En Cataluña, en tan sólo una semana, la Consejera de Sanidad de Artur Mas se ha tenido que tragar su orgullo y anunciar que pagarán la paga de navidad a todos los funcionarios sanitarios de Cataluña.
DIOS NOS LIBRE DE SUS ILUMINADOS.