" Todo se ha cumplido", Jesús de Nazaret, siglo I.
Once años de inhabilitación como juez. Ésa ha sido la guinda al escandaloso proceso a Baltasar Garzón, al juicio de la vergüenza, al chantaje a la democracia española.
Once años por investigar de la única manera que era posible demostrar que los golfos que metió en la cárcel blanqueaban dinero negro para el Partido Popular. Y, por supuesto, lo demostró, porque si alguien sigue sin creérselo, que escuche los pinchazos telefónicos del Caso Gürtel, para convencerse de la basura humana que nos gobierna. Rateros, chorizos, corruptos profesionales.
Creí que caminaría erguido toda mi vida, orgulloso de pertenecer a mi país, aunque hoy sólo siento tristeza, pena, asco de ver en lo que nos estamos convirtiendo, en lo que quieren convertirnos. Hoy, voy a morderme la lengua, porque hay comentarios que no deben hacerse en caliente, ya los harán mañana la prensa internacional, que se va a ensañar a base de bien con la imagen de España...y con razón.
Hoy le hemos dado una puñalada trapera a nuestra democracia, a nuestra historia, y ya se recordará dentro de medio siglo como el día en el que siete magistrados fascistas le cerraron la boca para siempre a un juez valiente, a un hombre justo.
María Garzón Molina, hija de D. Baltasar, ha sentenciado hoy a los medios de comunicación:
"A todos ustedes, que brindan con champán, les diré que jamás nos harán bajar la cabeza, que no derramaremos una sola lágrima, no les daremos ese gusto."
"Ustedes, que durante años han vertido mentiras e insultos contra mi padre, por fin han alcanzado su meta, ya tienen su trofeo."
"Nos han tocado, pero no hundido, y lejos de perder la fe en esta sociedad, nos han dado más fuerza para luchar por un mundo en el que la justicia sea auténtica, sin sectarismos, sin estar guiadas por envidias, por acuerdos de pasillos."
"La justicia de cada hombre es su conciencia y la de mi padre está tranquila. Baltasar Garzón es inocente."
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