lunes, 13 de febrero de 2012

LA ALTA COMISIONADA DE LA O.N.U. EXIGE A ESPAÑA LA ANULACIÓN DE LA LEY DE AMNISTÍA DE 1977.


LA ALTA COMISIONADA DE LA O.N.U. EXIGE A ESPAÑA LA ANULACIÓN DE LA LEY DE AMNISTÍA DE 1977.

La Oficina del Alta Comisionada de la O.N.U. para los Derechos Humanos, Navi Pillay, ha pedido formalmente a España la derogación de la Ley de Amnistía de 1977, por incumplir la normativa internacional en materia de Derechos Humanos.

Su portavoz, Rupert Colville, ha declarado este viernes pasado: "España está obligada, bajo la ley internacional, a investigar las graves violaciones de los Derechos Humanos, incluidas las cometidas durante el régimen de Franco, y a procesar y castigar a los responsables si todavía están vivos", ha afirmado Colville, durante una rueda de prensa en Ginebra. Además, según la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, “existe un deber hacia las víctimas, que tienen derecho de reparación".

Colville ha recordado que, conforme a una recomendación de 2009 de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, "España debe derogar su Ley de Amnistía, puesto que no es conforme con las leyes internacionales de Derechos Humanos". Dicha recomendación, elaborada por 18 expertos de la organización internacional, toma como base el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ratificado por España en 1985.

Esto es lo malo que tiene lo de firmar grandes tratados, haciéndose la foto con los países llamados ”civilizados”…que después hay que cumplirlos. Menudo guantazo sin manos le acaban de dar al Tribunal Supremo, ¿no, Sr. Rajoy? Va a tener que sacar sus mejores dotes de lidia, para capotear con este toro. Y lo tiene complicado, Sr. Presidente, porque la Justicia Española no puede estar más desprestigiada internacionalmente, desde que empezaron con estas pantomimas de juicios contra el más ilustre, reconocido y admirado de nuestros jueces.

Porque sea uno del signo político que sea, creo que no queda nadie en este país que no tenga claro que lo que se ha hecho con Baltasar Garzón no ha sido una venganza política. Ni el Partido Popular ha perdonado el Caso Gürtel, ni los fascistas han olvidado la investigación de las vergüenzas de nuestra historia, ni los jueces ultra-conservadores han permitido que Garzón hurgue en las heridas que ellos creían cerradas hace largo tiempo.

Este juicio de la vergüenza, lleno de irregularidades, ha dejado en evidencia ante el mundo a nuestros vergonzosos magistrados, y ni siquiera los periódicos más conservadores del panorama internacional les ha perdonado esta falta de escrúpulos. No se le ha permitido una defensa con garantías, al impedirle escuchar en el Tribunal las conversaciones telefónicas de los abogados y los “ilustres” golfos, mafiosos, rateros de la Trama Gürtel y que demuestran la calaña de estos profesionales de la política.

Se le ha acusado sólo a él, sin mencionar siquiera que las escuchas fueron solicitadas por mandos de la Policía Nacional, igual que en otras tantas investigaciones de narcotráfico y terrorismo. La ley puede bordearse, pero sólo cuando lo quieren los todopoderosos señores del Tribunal Supremo. Se la tenían guardada, y vaya si se la han cobrado. Baltasar Garzón se convirtió en el juez de los desamparados, de los olvidados de la historia moderna de España, de las familias que 70 años después buscan a sus muertos en las cunetas de nuestras carreteras, de los torturados y ajusticiados en juicios sin justicia.

No, Sus Señorías, las cicatrices no estaban cerradas y vuelven a sangrar otra vez, porque sólo la restitución del honor perdido y la digna sepultura de todos los muertos del franquismo y de la Guerra Civil, dará paz a nuestra historia. Garzón fue el cirujano que intentó sanar esas heridas, pero los matasanos nostálgicos de curas con sangrías a base de sanguijuelas, no quieren medicinas de modernidad.

Tal vez, porque si hurgamos en más de un árbol genealógico, es muy posible que algún honorable y reconocido gran señor, tenga en sus raíces sangre, mucha sangre inocente que cimentó sus fortunas.

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