jueves, 23 de febrero de 2012


SOY UN CIUDADANO, NO EL ENEMIGO.

Poco queda ya por decir de la brutal represión policial en Valencia, contra los estudiantes, salvo que tienen mi absoluto apoyo. Que deben continuar hasta que consigan la dimisión del Jefe de la Policía que ordenó la carga y se refirió a ciudadanos españoles como “el enemigo”. Creo que a este hombre se le ha ido un poquito la pinza, porque con esa ideología de gatillo fácil, desde luego que vamos camino de la guerra callejera griega.

Los estudiantes deben continuar hasta que dimita la Delegada del Gobierno, la Sra. Paula Sánchez, por dar directrices de “repartir mucho café”, recordando tiempos en los que la policía vestía de gris y podía matar a un ciudadano en mitad de la calle, a palos, y con total impunidad.

Deben continuar hasta que el Ministro de Educación pida perdón por, en un gesto impresentable, tachar a todo aquel que tenga valor de levantar la voz contra la corrupción que nos devora, de títere manipulado por el PSOE o IU. Nuevamente, piensa que los españoles somos sencillamente gilipollas (perdón por la expresión) y que carecemos de la facultad del raciocinio.

Finalmente, deben continuar su lucha hasta que la razón triunfe por y para el pueblo y la educación y la cultura de este país esté siempre en manos públicas, y que el dinero de todos no vaya a parar a bolsillos de empresarios arrimados al partido político de turno. Que las exigencias de la Constitución Española, una educación pública, laica y de calidad…ni un euro público a colegios e institutos privados.

Para que sepáis por dónde van los tiros, el Ministerio de Interior ha formalizado el 31 de diciembre, la compra a la empresa Falken de 36.000 cargas de gas lacrimógeno y 14.000 botes de humo para la Guardia Civil. 1,4 millones de euros en material antidisturbios, nada más llegar al Gobierno. Parece que los recortes y el déficit que iban a provocar el calentamiento del clima social en España este invierno no eran tan inesperados después de todo, ¿verdad, Sr. Rajoy?

Otro dato. He visionado detenidamente las imágenes de la brutal paliza que sufrieron los estudiantes en Valencia, como la niña de la foto, y puedo afirmar que los policías se excedieron a base de bien. Yo, que recibí entrenamiento de defensa personal y antidisturbios en el servicio militar, doy fe de que se pasaron el manual de actuación por el forro y que se extralimitaron con un rosario de golpes y llaves desproporcionados, ante el supuesto “enemigo” al que se enfrentaban. Vamos, que repartieron leña de lo lindo por gusto, en plan sádico. Y por lo tanto, los afectados pueden denunciarlos exigiendo estos manuales de intervención de la Policía, y demostrando que recibieron golpes “prohibidos”.

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